martes, 1 de octubre de 2013

Competitividad y competencia: ¿qué le pasa a Chile?

Hace algunas semanas, la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez y el World Economic Forum presentaron el último Informe de Competitividad Global. Esta vez, Chile se ubicó en la posición 34 de un total de 148 países, retrocediendo una posición respecto a 2012 y muy distante de su mejor ubicación, en 2004, cuando ocupó el lugar 22.

La competitividad es fundamental en el desarrollo de los países, contribuye al crecimiento económico y permite sostenerlo en el tiempo. A su vez, uno de los factores fundamentales para la competitividad es el grado de competencia existente en los mercados. La competencia permite que las familias accedan a bienes y servicios de mejor calidad a un menor precio, por lo que impacta directamente en su bienestar por la vía del gasto, en especial para las familias de menos ingresos. 

En el contexto de una economía de mercado integrada a un mundo globalizado, prestarle atención a la relación entre competitividad, competencia y bienestar es imprescindible. La pregunta obvia es: ¿cuánta competencia hay realmente en los mercados chilenos?
A partir de este informe, un indicio de que probablemente no exista suficiente competencia es la percepción de los altos ejecutivos respecto a que la actividad empresarial está dominada por pocos grupos empresariales. En esta medida, Chile se ubicó en el puesto 134, muy por debajo de su ranking global y de países de la OCDE con similar población, como Holanda (6) y Australia (36). 

Si bien concentración no implica falta de competencia, el hecho anterior es un indicio preocupante de que podría no existir la competencia deseada. Complementario a esta información, una investigación elaborada por el centro de estudios Horizontal -al analizar algunos mercados relevantes- distingue altos niveles de concentración, altos niveles de rentabilidad y cierto grado de insatisfacción por parte de los consumidores. De hecho, profundizando en el análisis de algunos de ellos, señala que ciertas políticas sectoriales que inyecten mayor competencia en la industria de la telefonía y de las farmacias podrían disminuir el gasto de las familias en US$ 500 millones y US$ 180 millones al año, respectivamente .

A modo de ejemplo: ¿por qué en el reciente proceso de tarificación en Chile los cargos de acceso propuestos por las compañías bajaron 65%? Desde la industria se atribuye a los cambios en tecnología y en demanda experimentados en el último tiempo. Amén de que este cambio ha ocurrido, coincidentemente en el proceso participaron nuevos oferentes con incentivos distintos a los incumbentes. 

Si queremos lograr el desarrollo e incrementar el bienestar de la sociedad, no olvidemos uno de los pilares fundamentales para el correcto funcionamiento de los mercados: la competencia. Sin verdadera competencia no podemos hablar de una verdadera economía de mercado, tampoco de incentivos que impulsen a ser más eficientes y competitivos, y menos de aumentar el bienestar material de la sociedad.
Fuente: Diario Financiero   1 octubre 2013     Por  Fernando Medina

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